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Elecciones Decanales | UN SILENCIO QUE HACE MUCHO RUIDO – El trabajo docente como variable de ajuste

En estos días la comunidad de nuestra UNC se moviliza para elegir a sus representantes, que asumirán como autoridades decanales para los próximos 3 años. Una elección simultánea en las 15 facultades, que ha puesto en el debate público universitario diversos diagnósticos, horizontes y propuestas para el presente y futuro de la Universidad. Como sindicato que nuclea y representa a las y los trabajadores docentes queremos compartir nuestras preocupaciones al respecto.

El sistema universitario y el científico vienen sufriendo un ataque directo por parte del gobierno nacional, que hoy se expresa en una caída del salario docente y nodocente superior al 40% desde noviembre de 2023. El ajuste sobre el presupuesto es inédito en la historia de nuestra democracia, y nos coloca en una situación de emergencia que viene siendo denunciada desde distintos sindicatos, organizaciones y universidades desde inicios de 2024.

Como venimos advirtiendo, la continuidad y profundización de estas políticas de ajuste ya tiene efectos irreversibles. En las distintas dependencias comienzan a verse las peores señales: renuncias y solicitudes de reducción de dedicaciones de docentes que necesitan mejorar sus ingresos, concursos desiertos, caída de la participación en actividades institucionales, entre muchas otras evidencias de un proceso con profundas consecuencias. La pérdida de jóvenes con trayectorias promisorias y de docentes e investigadores altamente formados, gracias al esfuerzo de toda la sociedad que invierte en el sistema de educación superior y formación científica, es una realidad acuciante y debería poner en alerta al conjunto de los actores universitarios en general, y a quienes van a conducir las 15 unidades académicas en particular.

Pero en estas elecciones, y en la conversación política institucional, el silencio aturde. Las dos históricas movilizaciones en defensa de la Universidad Pública que inundaron las calles el año pasado parecen haber quedado en una anécdota, junto con los innumerables comunicados que denunciaban los atropellos económicos, políticos y simbólicos por parte del gobierno nacional. Este año, con una ley de financiamiento universitario vetada por el Ejecutivo, con salarios en caída libre, con recortes en los presupuestos de las instituciones de ciencia y técnica, la perspectiva es sombría. Más aún, cuando la política de las universidades frente a esta realidad es continuar cargando el peso del ajuste sobre los trabajadores y trabajadoras, sin abordar un debate serio acerca de las condiciones en las que podríamos seguir sosteniendo múltiples actividades y proyectos.

Aturde el silencio sobre la persistencia del interinato -que hoy supera el 60% de los cargos docentes- como forma normal del ejercicio laboral; sobre los irregulares contratos de quienes trabajan en áreas de tecnología educativa; sobre las formas precarias de contratación que empiezan a registrarse en distintas dependencias. Duele que la Universidad no garantice mínimas acciones para reducir el costo de vida de sus trabajadores, y siga lucrando con las concesiones de estacionamientos, bares y otros espacios de la UNC. Preocupa que avancen propuestas de innovación educativa como el sistema de créditos académicos, formas de evaluación de las carreras, transformaciones en las modalidades de enseñanza, sin la más mínima previsión acerca de cómo debería reorganizarse el trabajo docente y en qué condiciones se encuentran los trabajadores y trabajadoras para impulsar dichas reformas.

En estas elecciones, es mucho lo que está en juego en la UNC. Por eso desde ADIUC invitamos a todos los actores de la comunidad universitaria a incorporar en sus agendas la cuestión del trabajo docente con la centralidad que amerita. Y especialmente a quienes tienen o aspiran a tener responsabilidades de conducción, les pedimos un compromiso efectivo con la resolución de los problemas que, en cada Facultad o Escuela, atentan contra la calidad del trabajo docente. La recomposición de los salarios, las condiciones de trabajo adecuadas, el respeto y cumplimiento efectivo de nuestro Convenio Colectivo, la estabilidad laboral, la erradicación de las violencias, la formación y actualización docente, son temas que requieren ser atendidos en los distintos niveles de la gestión, y con una nueva mirada para la distribución equitativa de los recursos y la definición de prioridades institucionales.

Las Universidades atraviesan un momento crítico, asediadas por una política de desprestigio y ajuste económico que no parece tener otro objetivo que desmantelar uno de los sistemas de educación superior y producción científica más importantes de la región. Fortalecer la comunidad universitaria es una necesidad urgente, y para ello las y los docentes e investigadores no debemos ser la variable de ajuste sino protagonistas de una lucha colectiva en defensa de la Universidad Pública que garantice, también, condiciones dignas para sus trabajadores y trabajadoras.

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